Le dimos un presupuesto y él trabajó dentro de ese presupuesto, nunca nos presionó para gastar más dinero, nunca nos mostró cosas que no se pudieran lograr con ese presupuesto, y cuando encontrábamos algo que queríamos, él siempre encontraba la manera de hacerlo realidad, incluso si tenía que reorganizar algunas cosas.

Nunca sentimos que tuviéramos que hacer sacrificios al planear la boda, aunque realísticamente estoy segura de que hicimos algunos, pero trabajar con Luis nunca hizo que se sintiera así. Cuando éramos muy específicos con algo, él siempre lo lograba; y cuando había decisiones que no teníamos claras, él nos ofrecía su consejo y guía, y nunca se equivocó.

Puedo decir con felicidad que hubo muchas cosas en las que le dimos libertad creativa y las hizo absolutamente perfectas. Ver cómo todos esos meses de planificación y el arduo trabajo de él y su equipo se unieron en el día de nuestra boda fue simplemente increíble. Nuestra boda fue perfecta y no cambiaría absolutamente nada. Pensó en todo, desde lo más grande hasta los más pequeños detalles, sin dejar pasar nada por alto.

Hasta el día de hoy, años después, nuestros amigos y familiares siguen hablando de nuestra boda y dicen que ha sido una de las mejores a las que han asistido. Incluso se ha convertido en una broma interna en nuestro grupo de amigos que, si pudiéramos tener a Luis y su equipo organizando cada evento de nuestras vidas, lo haríamos sin pensarlo.

Puedo decir con toda sinceridad que disfrutamos cada parte del proceso de planificación de la boda y, por supuesto, del gran día. Realmente no experimentamos ningún tipo de estrés, lo cual creo que es algo muy raro y dice mucho de su profesionalismo. ¡Te queremos, Luis!”